domingo, 27 de julio de 2014

You don't play with Ghosts.

            Abre los ojos y ve un lugar irreconocible para él, un lugar al que solo se llega juntando el dolor y la sangre repartida, juntos como si de familia se tratase.
            Se intenta levantar pero no está lo suficientemente preparado como para hacerlo, nadie quien sobreviva a un accidente aéreo estaría dispuesto a hacerlo. En vez de eso extiende los brazos en busca de un objeto que pueda servir para sacarlo de allí pero lo único que encuentra es una pistola.
            «Ahora no me sacara de ningún aprieto» piensa y después la tira lejos, pero no lo suficiente lejos como para perderla de vista. Se da la vuelta y se para en sus rodillas cuidadosamente para observar el panorama de su situación… No muy afortunada de por sí. Empezó a nevar, volteo su cara y vio algunos de los restos del vuelo que lo había llevado a aquel punto. Subió la cara otra vez y dejó que la nieve le resbalase por toda esta, estaba muy fría como era de esperarse.
            Se percató de las heridas que este poseía; una en la frente, un dolor inusual en el brazo y cansancio. Con igual cuidado que el previo se levantó, tenía rápidamente que buscar algún lugar donde refugiarse antes de que fuese demasiado tarde o un abrigo quizás para calentarse. Se aproximó al árbol más cercano y se recostó para tomar aliento antes de emprender una caminata en busca de milagros. Le pasó por un lado a la pistola y esta vez se agachó y la sujetó, se aseguró que tenía lleno el cargador y se recostó al árbol siendo un poco brusco en su movimiento.
            Estaba muy cansado.
            -¿Ahora qué? ¿Ahora qué?-se empezó a repetir más como una súplica que cualquier otra cosa.
            -¿Me darás ahora la razón?
            Levantó la mirada y lo vio, su cabeza estaba lo suficientemente cansada como para empezar a jugar con él. Levantó el arma en su dirección, no estaba dispuesto a aceptar la invitación.
            -¿Darte la razón? ¡Si tú fuiste quien me condujo hasta aquí!-Euforia era una de las muchas palabras que describía su actual estado emocional-¡Tú fuiste quien provocó esto incitando con tus estúpidos juegos! ¿Para qué? No… ¿Por qué?-Sostuvo el arma con ambas manos.
            -Todo tiene su razón de ser, y puede ser muy difícil de encontrar por más boba que parezca
            Ahora estaba a su izquierda. Se tiró al piso, sorprendido de lo que su propia mente podía lograr. No iba a jugar esta vez, pero le estaba incitando muy vastamente a hacerlo.
            -Mira donde nos condujo esto… ¡A tu propia muerte! ¿Crees que me agrada? ¡Pues, crees mal! Crees mal…-Una lagrima se asomó por su mejilla.
            ­-Ya nos enfrentaremos a las consecuencias de esto. Vamos, levántate…
            -Cállate.-No era una simple lagrima, era el detonador de una bomba de tiempo que venía contando el momento desde hacía mucho.
            -No es el momento.
            -He dicho que te calles.
            -Sabes muy bien que no lo haré.
            -¡¿Acaso no puedes callarte?!-Jaló el gatillo 3 veces, pensando que esa sería la solución.
            Un sollozo se escuchó.
            -No creo que sea tan fácil como eso.
            Tenía razón, pero por ahora solo quería desahogarse y no lo estaba logrando pues estaba siendo muy irritante. Se secó las mejillas, se levantó y echó a correr tras la voz que lo atormentaba gastando todas sus energías o gran parte de ellas.
            Se dio contra un árbol a unos metros de su punto de partida. No cayó en el piso pero si se recostó a tomar un aliento e intentar pensar claramente pero enfrente lo vio, claramente era su figura que lo incitaba a seguirlo.
            -¡Calla de una vez!-Empezó a caminar con arma en mano. Cada paso era un sollozo que dejaba de reprimir, un grito que pudo haber tenido su momento pero fue escondido.
            Paró cuando el cargador estuvo vaciado, cuando ese pequeño ruido lo devolvió a la realidad vio que delante había equipaje, quizás de uno de los no tan afortunados pasajeros, lo abrió y encontró una gabardina que le quedaba perfecto y que también le recordaba a casa.
            -Mira enfrente. Y dime que vez.
            Otra vez delante de él, pero cuando levantó la mirada supo que sería por poco. El complejo estaba delante de él, lo había encontrado ¡Y todo por seguir los pasos de su cansada mente!
            -Te dije que te levantaras.
            -Tenías razón. Bueno, tuve razón en confiar en mis instintos… Inclusive después de muerto me salvas la vida.-dijo mientras juntaba los brazos para crear un poco más de calor.
            -Los fantasmas no somos un juego.

            Se dio vuelta y pensó en aquellos restos de avión, donde también se encontraban los restos de alguien muy querido para él. Y la única manera de honrarlo sería llegar a aquel complejo que se alzaba en el risco, quizás muy lejos. Pero toda aventura tiene un final, y el de aquella estaba cerca.